En la casa de Felipe tenían la costumbre de cortar la pizza y en la de Tomás, comerla con la mano.
Un día Tomás fue a la casa de Felipe y entonces el empezó a comer la pizza con la mano y los otros con tenedor.
Felipe le dijo- En mi casa se come con cubiertos- pero la madre le dijo a Tomás, al oído- No le hagas caso, comé con la mano-
FIN
Mini cuentos, de Sara Pfaab
Soy papá Enrique.Siempre mis hijas me han pedido que les invente cuentos para dormir. Decidimos guardarlos, para que no se pierdan. Soy hija Sara. Mi papá me ha contado cuentos desde chiquita.Yo los disfruto mucho. Decidimos hacer este blog, para disfrutarlos cuando queremos y grabarlo para mostrárselos a ustedes. Besos. Soy Maité, soy "la hija mayor". Y al igual que a Sara mi papá me contaba cuentos para dormir, que más que relajarme me hacían llorar de la risa.
lunes, 14 de diciembre de 2015
domingo, 22 de noviembre de 2015
MINI CUENTOS
Un día un niño hizo un muñeco de nieve. El niño se acostó pero, al otro día, era el día de la primavera y el muñeco se derritió. El nene se levantó, miró por la ventana y vio que el muñeco no estaba. Pero luego se reanimo al ver las hermosas flores e ir a la playa. Entonces el niño aprendió a disfrutar todas las estaciones
MINI CUENTOS DE SARA PFAAB
MINI CUENTOS DE SARA PFAAB
viernes, 20 de noviembre de 2015
LA TRAVESÍA DE LAS TORTUGAS
En una playa había muchas tortugas, pero 4 de ellas eran muy, muy, muy traviesas.
Cuando la gente se iba, ponían huevos arriba de los castillos de arena, ponían piedras en la parte mas bajita del mar y la gente se enchastraba con arena....etc.
Un día cuando el salvavidas se estaba yendo, las tortugas empezaron a hacer lío.
Cuando el salvavidas las vio, las atrapó y las dejo afuera del agua para que aprendieran la lección.
Así en la playa no hubo mas problema.
SARA PFAAB
Cuando la gente se iba, ponían huevos arriba de los castillos de arena, ponían piedras en la parte mas bajita del mar y la gente se enchastraba con arena....etc.
Un día cuando el salvavidas se estaba yendo, las tortugas empezaron a hacer lío.
Cuando el salvavidas las vio, las atrapó y las dejo afuera del agua para que aprendieran la lección.
Así en la playa no hubo mas problema.
SARA PFAAB
domingo, 8 de noviembre de 2015
La máquina del tiempo, de colchones
Erase una vez dos niños, Julia y Tomás.
Un día su papá se encontró un montón de colchones,sabanas y almohadones viejos.
Julia y Tomás le dijeron a su papá -¿Nos das eso?-y el papá contesto-bueno pero no hagan lío-
Los dos hermanos fueron al patio, acomodaron colchones como paredes, sábanas como techo y almohadas como sillas.
-Ya está-dijo Julia-esta es nuestra maquina del tiempo-
-¿Funcionará?-dijo Tomás.
-Veamos-dijo Julia, y los dos se metieron adentro de su máquina.
Cerraron los ojos, contaron hasta 10, abrieron los ojos, salieron de la maquina y estaban entremedio de un montón de piratas.
-Hola pequeños-dijo un pirata.
-Hola pirata ¿nos lleva hasta el arena?-dijeron los niños.
-Seguro-dijo el pirata.
Los tres viajaron. Vieron sirenas,peces,tiburones,delfines........llegaron al arena, vieron un montón de caracoles y encontraron la máquina.
Se metieron y volvieron a su casa y el padre se preguntó a dónde habían ido.
Pero esa es otra historia...
Sara Pfaab
Un día su papá se encontró un montón de colchones,sabanas y almohadones viejos.
Julia y Tomás le dijeron a su papá -¿Nos das eso?-y el papá contesto-bueno pero no hagan lío-
Los dos hermanos fueron al patio, acomodaron colchones como paredes, sábanas como techo y almohadas como sillas.
-Ya está-dijo Julia-esta es nuestra maquina del tiempo-
-¿Funcionará?-dijo Tomás.
-Veamos-dijo Julia, y los dos se metieron adentro de su máquina.
Cerraron los ojos, contaron hasta 10, abrieron los ojos, salieron de la maquina y estaban entremedio de un montón de piratas.
-Hola pequeños-dijo un pirata.
-Hola pirata ¿nos lleva hasta el arena?-dijeron los niños.
-Seguro-dijo el pirata.
Los tres viajaron. Vieron sirenas,peces,tiburones,delfines........llegaron al arena, vieron un montón de caracoles y encontraron la máquina.
Se metieron y volvieron a su casa y el padre se preguntó a dónde habían ido.
Pero esa es otra historia...
Sara Pfaab
¿Qué sería México sin sus mariachis?
En México todos comían tacos picantes y los mariachis cantaban alegremente unas lindas serenatas con trompetas,charangos y guitarras.
Pero hubo un día en el que los mariachis perdieron sus instrumentos y no tocaron ni una sola canción.
La gente se puso triste, otras personas se enojaron y otras tenían curiosidad.
Los mariachis llamaron a un detective que los ayudó a buscar los instrumentos.
Primero encontraron la trompeta, que estaba en la rama de un árbol.
Después encontraron la guitarra, que andaba en un colectivo.
Y, por último, encontraron el charango que andaba en calesita.
Los mariachis volvieron a tocar canciones.
La gente estaba ansiosa, otras felices pero todas se alegaron al escuchar las hermosas serenatas.
Sara Pfaab
domingo, 27 de septiembre de 2015
Un río interminable
Había una vez un río que bajaba de la montaña y luego se hacía una catarata. Nadie sabía en dónde terminaba.
Al lado de la catarata vivían ciertos animales: ratones,cabras,ardillas,conejos,ciervos, burros etc.
Un día, un ratón dijo-yo quiero ver dónde termina este río - y puso una cara curiosa
-¿Estás loco?-dijo una ardilla- corres riesgo de tener el fin de vida- Y un burro dijo, con cara de confianza en el ratón -Yo voy con vos, siento la misma curiosidad-
Y, dicho y echo, agarraron un tronco bien grande, con un hueco para meterse, partieron de lo más tranquilos y empezó el aventurón.
A primera vista, apareció una playa. A segunda vista, mientras iban por una acequia, un salón de danzas (¡qué bien olía!). Pasaron tres días y llegaron al fin del río
¿Saben qué sorpresa se llevaron? Si, era una laguna hermosa. Después se fueron a buscar comida. Y luego -¡Aaaaah, el agua esta viva!-grito el ratón, mientras una ola grande grande grande lo perseguía y también al burro.
-¡Despierta ratoncito, despierta!-unas voces a coro llamaban a ratoncito
-¿Qué paso?-dijo ratoncito, que tenía un ataque de miedo.
-Te quedaste dormido y empezaste a gritar esta viva este agua. Contanos, ¿qué pasó en tu sueño?
SARA PFAAB
ACTIVIDADES PARA COPIAR EN PAPEL
1-¿Alguna vez soñaste algo parecido?
2-¿Qué quería saber el ratón?
3-¿Qué animal animó al ratón?
4-¿Qué se encontraron el ratón y el burro al final del río?
5-¿Qué vieron el ratón y el burro en el camino?
6-¿Era verdad la aventura del ratón? ¿Por qué?
7-¿Qué dijo la ardilla que le iba a pasar al ratón si iba? ¿Era verdad?
8-¿Qué era lo que iba a atrapar al ratón y al burro?
9-¿Qué usaron de vote el ratón y el burro?
10-¿Cuál es el titulo de esta historia?
11-¿Cuáles son los personajes de esta historia?
12-¿Quién creo esta historia?
martes, 22 de septiembre de 2015
Una flor presumida
Había una vez, una flor muy bonita como cualquier otra flor bonita, pero demasiado presumida.
Hasta con sus amigas era así.
-Son mejores mis pétalos -, decía.
Ninguna de sus amigas estaba de acuerdo con ella. Entonces, tramaron un plan
-Que el lobo haga un viento tan pero tan fuerte, que le vuele los pétalos-
Quedaron de acuerdo. Llegó el día acordado.
Entonces, se sintió el viento fuertísimo. provocado por el lobo
-Soplaré y soplaré y tus pétalos volaré-, agrego el lobo, con voz de cuero
Ja ja ja, se reían sus amigas
-¿Por qué me han hecho esto?- pregunto la flor, que había quedado pelada con el viento del lobo y llorisqueando en su maceta. Se fue a reflexionar.
Desde ese día la flor prometió nunca más presumir
MORALEJA:
NUNCA PRESUMAS PORQUE NADIE ES MEJOR QUE NADIE Y SI LO HACES
SIN DUDA DE TI SE PUEDEN VENGAR
HECHO POR SARA PFAAB
ILUSTRADO POR SARA PFAAB
lunes, 24 de agosto de 2015
Días de planchado
Inventado por papá, escrito por Sara.
Había una vez una señora que se llamaba Juana.
Juana tenía dos hijos: Juancito y Juanita.
Trabajaba planchando ropa y la gente le traía la ropa a su casa.
Juanita iba a cuarto grado y Juancito a tercero y cuando volvían a su casa, siempre le preguntaban: –Mamá, ¿te podemos ayudar?- pero su mamá les contestaba: –Ustedes vayan a jugar, este es mi trabajo –. Ellos insistían: –Tenés que tomarte un descanso-.
Así que un día, cuando volvieron de la escuela, pensaron: –Vamos a ayudar a mamá. Les vamos a preguntar a los vecinos si podemos barrer su vereda o limpiarles los vidrios-.
Así que tomaron rápido la leche y le dijeron a su mamá que iban a jugar a la plaza pero, en realidad, fueron a barrer las veredas y limpiar los vidrios.
Después, un poco más tarde, volvieron a la casa con $15 y la madre les preguntó: -¿De dónde sacaron toda esa plata?-, y los niños respondieron: –Les fuimos a limpiar la vereda a los vecinos para ayudarte con la plata-. La madre respondió: –Yo se que ustedes me quieren, y me quieren ayudar, pero ustedes tienen que aprovechar de ser niños, porque cuando sean grandes van a tener que trabajar y no van a poder jugar. Ya me voy a tomar unas vacaciones-
Y así fue. Los niños aprendieron y, otro día, los tres se fueron de vacaciones y vivieron muy felices.
Había una vez una señora que se llamaba Juana.
Juana tenía dos hijos: Juancito y Juanita.
Trabajaba planchando ropa y la gente le traía la ropa a su casa.
Juanita iba a cuarto grado y Juancito a tercero y cuando volvían a su casa, siempre le preguntaban: –Mamá, ¿te podemos ayudar?- pero su mamá les contestaba: –Ustedes vayan a jugar, este es mi trabajo –. Ellos insistían: –Tenés que tomarte un descanso-.
Así que un día, cuando volvieron de la escuela, pensaron: –Vamos a ayudar a mamá. Les vamos a preguntar a los vecinos si podemos barrer su vereda o limpiarles los vidrios-.
Así que tomaron rápido la leche y le dijeron a su mamá que iban a jugar a la plaza pero, en realidad, fueron a barrer las veredas y limpiar los vidrios.
Después, un poco más tarde, volvieron a la casa con $15 y la madre les preguntó: -¿De dónde sacaron toda esa plata?-, y los niños respondieron: –Les fuimos a limpiar la vereda a los vecinos para ayudarte con la plata-. La madre respondió: –Yo se que ustedes me quieren, y me quieren ayudar, pero ustedes tienen que aprovechar de ser niños, porque cuando sean grandes van a tener que trabajar y no van a poder jugar. Ya me voy a tomar unas vacaciones-
Y así fue. Los niños aprendieron y, otro día, los tres se fueron de vacaciones y vivieron muy felices.
domingo, 23 de agosto de 2015
Un cuento lanoso
Había una vez una mujer muy viejita que tenía un montón de ovillos de lana. Tenía muchísimos y, como no podía casi caminar ni hacer otra cosa, se la pasaba tejiendo.
Tejía y tejía, noche y día.
Tejía mantas. Muchas mantas. Como la señora ya estaba jubilada, se las daba a sus hijos, a sus nietos y a sus bisnietos.
Pero, ya había tejido muchísimas y ya no sabía qué hacer con tantas.
Pasaron días y días. La señora seguía tejiendo, pero no había pensando que hacer con sus mantas.
Entonces, los hijos le preguntaron, - ¿estás bien?-
-Sí- les respondió la madre.
Los nietos preguntaron -¿estás bien?-
-Sí- les contestó la abuela.
-¿Estás bien?- le preguntaron los bisnietos.
–Sí- les contestó la bisabuela.
Hasta que un día, siguió tejiendo manta tras manta y las metió en una bolsa.
Todos le preguntaron -¿Qué va a hacer abuela?
-Ya van a ver- les dijo ella.
Cuando ya había hecho un montonazo de mantas, salió a la calle y todos la siguieron.
La abuela fue repartiendo mantas, casa por casa, pero no en cualquier casa, sino en las casas más pobres.
Y así fue que, desde ese día, esta abuela tejió mantas para su barrio, después para su pueblo después para su provincia, después para su país y después para el mundo.
Así que, si un día ven a una viejita regalando mantas a los pobres, es esta señora
domingo, 26 de julio de 2015
La princesa Mili
Un cuento de Sara Pfaab
Había una vez, una princesa que se llamaba Mili.
Mili era una princesa mágica. Tenía súper fuerza, súper
rapidez, volaba y hacía florecer las flores en primavera y hacía fuego, hielo,
etc.
Sus padres, tíos, tías, abuelos, abuelas, primos y
primas no sabían nada.
Como todos los días, Mili salió a pasear por el
camino. Se encontró con un chico. De repente se enamoró y se desmayó. Pero, no
se podía casar con él ni ser su novia porque nadie podía saber de sus poderes.
La pobre Mili se quedó muy triste. Un día, que le
estaba ayudando a su mamá a preparar la cena, la mamá le pidió a Mili que
prendiera el fuego.
Mili, sin darse cuenta, usó sus poderes para prender
el horno y la mamá se dio cuenta. Mili le dijo que le jurara que no le diría a
nadie sobre sus poderes.
Al otro día, se cruzó con el chico y le preguntó si se
quería casar con ella y él le contestó que sí.
Se casaron y vivieron felices por siempre.
lunes, 13 de julio de 2015
La gotita aventurera
Había una
vez un arroyo que estaba en la montaña y era muy transparente.
Era tan
transparente, que se veían los pececitos que nadaban y las piedritas.
El
arroyo pasaba en zigzag hasta que se hacía una cascada. Después volvía a hacer
zigzag.
El
arroyo pasaba por un bosque y también su recorrido pasaba por una estación de
trenes.
Un día la
gotita pasó por la estación de trenes. En el fondo del arroyo justo había una
piedra. La gotita chocó contra ella y voló muy lejos, hasta caer sobre el tren
que justo pasaba por ahí.
Primero
la gotita temblaba, pero no sabía muy bien si temblaba porque el tren se movía
o porque tenía miedo.
Pero después
la gotita se calmó y vio los paisajes que la rodeaban. Campos amarillos de
trigo. Campos de girasoles enormes. Campos de maíz para hacer pochoclo…
En un momento,
empezó a hacer mucho calor y la gotita se empezó a sentir liviana.
De
pronto, empezó a subir y a subir, transformada en una nubecita muy chiquita. La
gotita se juntó con otras gotitas y formaron una nube gordota. Las gotitas se
conocieron y se pusieron a hablar un rato entre ellas y a jugar a la rayuela.
Hasta
que, en un momento, la gotita se empezó a sentir cada vez más gorda y más
pesada. Y, en un momento, se empezó a caer y dijo –¡aaaaaaaaahhhhh!-. Pero después
miró para arriba y vio que las otras gotitas también se caían.
Y,
adivinen a dónde aterrizó… ¡en la montaña!
–¡Otra vez en mi hogar!- ,dijo la gotita, mientras le latía con fuerzas su corazón aguado.
FIN
domingo, 12 de julio de 2015
El bosque del Etcétera
En esta
bolsa de colores, hay una historia que dice así:
Había
un bosque muuuuy grande. Tan grande, que nadie sabía muy bien dónde empezaba y
dónde terminaba.
En el
bosque vivían un montón de animales y bichitos, de todos los colores y tamaños.
Había
caballos y vacas; ciervos y leones; pájaros y pajarotes; gallinas y patos; jirafas
y elefantes y etcéteras. Los Etcéteras son animales muy especiales.
Los Etcéteras
tienen una sola pata, una cabeza redonda y una nariz larga, que también es la
boca. Son de color verde y no tienen dientes ni pelos. Son blanditos y suaves,
como de gelatina. Se alimentan del aire. Respiran fuerte por su nariz de
trompeta,… y listo.
Muchos
animalitos se alimentaban de pasto y hojitas, pero la mayoría de los animales
se comen entre sí. Por ejemplo: los gatos se comen a los peces, los leones se
comen a los conejos, las gallinas a las lombrices, y así. Pero los Etcéteras no comen a nadie, ni nadie
los come a ellos. Son animales muy especiales, del tamaño de un nene de 3 años.
Cuando
hay un problema, los etcéteras vienen enseguida a tratar de arreglarlo.
El
bosque era muy grande y ahí vivían
muchos animales, por eso siempre había mucho lío. El gato se la pasaba tratando
de pescar al pez, el perro correteaba al gato, el león quería agarrar al perro
y el elefante se enojaba con el león. Todos corrían a todos. Era una cola de
malhumor y de enojamiento.
Todos
se portaban mal.
Al
final del día, todos estaban enojados con todos. El bosque era un gran
bochinche.
Entonces,
un día en que estaba medio nubladito, el Etcétera más viejo y más sabio se
cansó de tanto despiole. Pensó: “¡Así no se puede vivir tranquilo! Tenemos que
hacer algo. Qué todos estén peleados con todos, ¡es muy cansador! Hay que hacer
algo”.
El sabio
Etcétera decidió, entonces, organizar una reunión de todos los vecinos animales.
Con su voz de corneta, que se escuchaba por todo el bosque, dijo: - “¡Atencioooón, atenciooón! Mañana, a las 5
de la tarde en punto, nos reuniremos todos, toditos en la laguna”.
Todos
los animales respetaban al Etcétera, porque sabían que era muy bueno y muy
sabio, entonces cada uno contestó: -“Si, Etcétera”.
Al otro
día, así como lo había dicho el Etcétera, todos se juntaron a las 5 de la tarde,
en la laguna.
Era una
reunión de animales muy difícil, porque todos estaban enojados con todos. Nadie
se había saludado y casi ninguno les hablaba a los otros animales. Solo
hablaban con los otros animales de su misma especie. Y los que hablaban con
otra especie, solo lo hacían para pelearse.
Cuando
todos discutían con todos, llegó el Etcétera. Bastante molesto con sus
compañeros animales, puso la más fuerte voz de trompeta que pudo, y dijo – “¡Atención,
atención, que voy a tomar lista!”.
Esperó tres segundos, hasta que todos se quedaron en silencio, y empezó:
-Jirafa-
-Presente-,
dijo la jirafa con su voz de cuello largo.
-Elefante-
-Presente-
dijo el elefante con su voz de trompa.
-Ardilla-
-Presente-
contestó la ardilla, con su voz chillona.
Y así,
el etcétera nombró uno a uno. No había
faltado nadie.
Estaban todos, todos los animalitos y bichitos del bosque.
Una vez
que terminó de tomar lista, el Etcétera dijo, bastante enojado todavía “- Los
he reunido acá, porque esta situación no da para más. ¡Ya me he cansado de que estén
peleando como locos!”-
Todos
los animales estaban en silencio. No se escuchaba ni una mosca, porque las
moscas también estaban en silencio, escuchando al Etcétera.
Entonces,
el Etcétera, siguió “- Todos se quieren comer. Todos andan persiguiéndose, todo
el tiempo. Y ustedes saben que a nadie le gusta ser un almuerzo. Y, hablando de
eso: recemos por el conejo, que ¡se lo comió usted, señor León!”.
Todos
recordaron con respeto, al conejo. Incluso hasta el León puso cara de triste y
empezó a hacer pucheros y se le cayeron unas lágrimas gordas, que se fueron
corriendo hasta la laguna.
-Esto
se tiene que terminar – dijo el Etcétera. –Ya no podemos vivir persiguiéndonos
y escapándonos todo el tiempo. Andar así por el bosque es un peligro. ¡Todos
andan como locos, a mucha velocidad, y es un peligro! ¡Van a terminar lastimándose
y, en un tiempo, vamos a andar todos con muletas si seguimos así!-
En el
bosque todo era silencio. Nadie decía ni mu, ni siquiera la vaca. Tampoco se
escuchaba la música que el elefante, con sus orejotas enormes, siempre
escuchaba a todo volumen.
Y el
Etcétera siguió: - Vamos a arreglar este lío. Por dos semanas, nadie va a comer
a nadie. Todos se van a portar bien. Si a los leones les da ganas de comer
conejos o a los perros les da ganas de perseguir a los gatos, van a tener que aguantarse
las ganas. Cuando les dé hambre, van a comer hojitas y pastito y tomar agua de
la laguna, pero antes van a tener que pedirles permiso a los árboles, a los
yuyitos y a la laguna –
El Etcétera
se fue y el resto de los animales, también.
Durante
las dos semanas siguientes, todo fue tranquilidad en el
bosque. Nadie perseguía
a nadie y nadie estaba enojado y los elefantes escuchaban música divertida, con
el resto de los animales.
Cuando se cumplieron las dos semanas, se
volvieron a juntar a las 5 de la tarde, en la laguna.
-¿Se
portaron bien?- preguntó el Etcétera
-¡Siiii!-, respondieron todos los animales, a
coro.
-Entonces, ¡a festejar!-, dijo el Etcétera,
muy contento.
Entonces,
los castores tallaron árboles para hacer maracas y los leones se tiraban pedos,
para hacer ruido, y armaron una gran fiesta, con baile y todo.
No hubo
más peleas en el bosque, a partir de ese día y todos volvieron a ser felices.
FIN
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