En esta
bolsa de colores, hay una historia que dice así:
Había
un bosque muuuuy grande. Tan grande, que nadie sabía muy bien dónde empezaba y
dónde terminaba.
En el
bosque vivían un montón de animales y bichitos, de todos los colores y tamaños.
Había
caballos y vacas; ciervos y leones; pájaros y pajarotes; gallinas y patos; jirafas
y elefantes y etcéteras. Los Etcéteras son animales muy especiales.
Los Etcéteras
tienen una sola pata, una cabeza redonda y una nariz larga, que también es la
boca. Son de color verde y no tienen dientes ni pelos. Son blanditos y suaves,
como de gelatina. Se alimentan del aire. Respiran fuerte por su nariz de
trompeta,… y listo.
Muchos
animalitos se alimentaban de pasto y hojitas, pero la mayoría de los animales
se comen entre sí. Por ejemplo: los gatos se comen a los peces, los leones se
comen a los conejos, las gallinas a las lombrices, y así. Pero los Etcéteras no comen a nadie, ni nadie
los come a ellos. Son animales muy especiales, del tamaño de un nene de 3 años.
Cuando
hay un problema, los etcéteras vienen enseguida a tratar de arreglarlo.
El
bosque era muy grande y ahí vivían
muchos animales, por eso siempre había mucho lío. El gato se la pasaba tratando
de pescar al pez, el perro correteaba al gato, el león quería agarrar al perro
y el elefante se enojaba con el león. Todos corrían a todos. Era una cola de
malhumor y de enojamiento.
Todos
se portaban mal.
Al
final del día, todos estaban enojados con todos. El bosque era un gran
bochinche.
Entonces,
un día en que estaba medio nubladito, el Etcétera más viejo y más sabio se
cansó de tanto despiole. Pensó: “¡Así no se puede vivir tranquilo! Tenemos que
hacer algo. Qué todos estén peleados con todos, ¡es muy cansador! Hay que hacer
algo”.
El sabio
Etcétera decidió, entonces, organizar una reunión de todos los vecinos animales.
Con su voz de corneta, que se escuchaba por todo el bosque, dijo: - “¡Atencioooón, atenciooón! Mañana, a las 5
de la tarde en punto, nos reuniremos todos, toditos en la laguna”.
Todos
los animales respetaban al Etcétera, porque sabían que era muy bueno y muy
sabio, entonces cada uno contestó: -“Si, Etcétera”.
Al otro
día, así como lo había dicho el Etcétera, todos se juntaron a las 5 de la tarde,
en la laguna.
Era una
reunión de animales muy difícil, porque todos estaban enojados con todos. Nadie
se había saludado y casi ninguno les hablaba a los otros animales. Solo
hablaban con los otros animales de su misma especie. Y los que hablaban con
otra especie, solo lo hacían para pelearse.
Cuando
todos discutían con todos, llegó el Etcétera. Bastante molesto con sus
compañeros animales, puso la más fuerte voz de trompeta que pudo, y dijo – “¡Atención,
atención, que voy a tomar lista!”.
Esperó tres segundos, hasta que todos se quedaron en silencio, y empezó:
-Jirafa-
-Presente-,
dijo la jirafa con su voz de cuello largo.
-Elefante-
-Presente-
dijo el elefante con su voz de trompa.
-Ardilla-
-Presente-
contestó la ardilla, con su voz chillona.
Y así,
el etcétera nombró uno a uno. No había
faltado nadie.
Estaban todos, todos los animalitos y bichitos del bosque.
Una vez
que terminó de tomar lista, el Etcétera dijo, bastante enojado todavía “- Los
he reunido acá, porque esta situación no da para más. ¡Ya me he cansado de que estén
peleando como locos!”-
Todos
los animales estaban en silencio. No se escuchaba ni una mosca, porque las
moscas también estaban en silencio, escuchando al Etcétera.
Entonces,
el Etcétera, siguió “- Todos se quieren comer. Todos andan persiguiéndose, todo
el tiempo. Y ustedes saben que a nadie le gusta ser un almuerzo. Y, hablando de
eso: recemos por el conejo, que ¡se lo comió usted, señor León!”.
Todos
recordaron con respeto, al conejo. Incluso hasta el León puso cara de triste y
empezó a hacer pucheros y se le cayeron unas lágrimas gordas, que se fueron
corriendo hasta la laguna.
-Esto
se tiene que terminar – dijo el Etcétera. –Ya no podemos vivir persiguiéndonos
y escapándonos todo el tiempo. Andar así por el bosque es un peligro. ¡Todos
andan como locos, a mucha velocidad, y es un peligro! ¡Van a terminar lastimándose
y, en un tiempo, vamos a andar todos con muletas si seguimos así!-
En el
bosque todo era silencio. Nadie decía ni mu, ni siquiera la vaca. Tampoco se
escuchaba la música que el elefante, con sus orejotas enormes, siempre
escuchaba a todo volumen.
Y el
Etcétera siguió: - Vamos a arreglar este lío. Por dos semanas, nadie va a comer
a nadie. Todos se van a portar bien. Si a los leones les da ganas de comer
conejos o a los perros les da ganas de perseguir a los gatos, van a tener que aguantarse
las ganas. Cuando les dé hambre, van a comer hojitas y pastito y tomar agua de
la laguna, pero antes van a tener que pedirles permiso a los árboles, a los
yuyitos y a la laguna –
El Etcétera
se fue y el resto de los animales, también.
Durante
las dos semanas siguientes, todo fue tranquilidad en el
bosque. Nadie perseguía
a nadie y nadie estaba enojado y los elefantes escuchaban música divertida, con
el resto de los animales.
Cuando se cumplieron las dos semanas, se
volvieron a juntar a las 5 de la tarde, en la laguna.
-¿Se
portaron bien?- preguntó el Etcétera
-¡Siiii!-, respondieron todos los animales, a
coro.
-Entonces, ¡a festejar!-, dijo el Etcétera,
muy contento.
Entonces,
los castores tallaron árboles para hacer maracas y los leones se tiraban pedos,
para hacer ruido, y armaron una gran fiesta, con baile y todo.
No hubo
más peleas en el bosque, a partir de ese día y todos volvieron a ser felices.
FIN
¡hola! soy Sara espero que les guste vamos a grabar un audio para que lo oigan antes de dormir o que los padres se los lean a los niños hasta que aprendan a leer y tengan sueños con nuestros cuento esperamos sus comentarios nos encanta que lean nuestros cuentos
ResponderEliminarMe reeegustó!!! Aunque ya sea muy grande, a veces extraño los cuentos que inventaba mi papá. Siempre me dormía contenta. Hoy también como cuando tenía tu edad, me voy a dormir con una sonrisa!!El dibujito genialll. Gracias Sara. Espero el próximo!! :)
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